Éste es el primer post que escribo en el “nuevo” blog, así que ¡¡bienvenidos!! Espero que este renovado espacio os guste y que podáis pasar un rato agradable, descubriendo recetas o tutoriales que os puedan dar ideas e inspiración.
Después de mucho brainstorming, de hablar con los amigos, con mi pareja y con los gatos, decidí llamarlo “Pimienta y Purpurina”, para que se asocie tanto a la cocina, como a las manualidades. Pero también porque creo que son dos elementos que dan chispa… esa chispa que siento cuando trasteo en la cocina o en el taller y que intentaré transmitiros 🙂
Pero hablemos de estos cake pops. La masa, a base de cacao, galletas y avellanas, es muy divertida de hacer, porque se hace pringándose bien las manos, así que, si tenéis niños/sobrinos/nietos/etc., es una receta ideal para pasar una tarde divertida con ellos. Si no hay niños a la vista, pues todo el pringue y la diversión para vosotros, jaja.
Otra ventaja de esta receta es que son cake pops sin horno; cuando estén listos, se conservan en la nevera unos 3-4 días.
Me han comentado que aquí los pistachos no se suelen usar mucho en recetas, sino más bien como snack. No os voy a decir que, si abro una bolsa para picar “algunos”, mucha probabilidad hay de que acabe vacía. Sin embargo, me encanta usarlos en la cocina, por su versatilidad y lo bien que quedan tanto en recetas dulces como saladas. Aproveché el día de San Patricio para hacer estos cake pops y cubrirlos con una capa verde y crujiente, que muy bien encaja con el relleno de chocolate.
Aquí tenéis la receta; con estas dosis me salieron unas 20 bolitas. Espero que la probéis, y que paséis un rato divertido haciendo estos pequeños y verdosos bocados.
¡Un abrazo!


Ingredients
- 200 g de galletas de desayuno, tipo María
- 125 g de mantequilla
- 70 g de cacao en polvo sin azúcar
- 4 cucharadas de azúcar blanco
- 2 yemas
- 30 g de avellanas tostadas
- Para la cobertura:
- 200 g de chocolate negro
- 100 g de pistachos (50 g limpios)
Instructions
Sacar con antelación la mantequilla de la nevera, para que se ablande. Batirla bien con el azúcar, añadir las yemas y el cacao. Machacar las galletas, poniéndolas en una bolsa y golpeándolas con un rodillo, o con la ayuda de una picadora. No os paséis, porque tienen que quedar trocitos pequeñitos. Picar las avellanas también, hasta obtener mini pedacitos. Ahora viene el momento pringue. Unir todos los ingredientes y mezclar bien con las manos, hasta que todo quede más o menos compacto. Coger un poco de masa pringosa y, rodándola entre las palmas de las manos, formar una bolita, aproximadamente, grande como una gruesa nuez. Colocar las bolas en una bandeja forrada de papel de hornear. Una vez listas, refrigerar durante unos 20-25 minutos. Mientras tanto, vamos a hacer trabajo de chino: quitar la cáscara y la pielecita a los pistachos y, finalmente, triturarlos con la ayuda de la picadora o de un cuchillo. Derretir el chocolate a bañomaría y sacar las bolitas de la nevera. Mojar la punta de cada palito en el chocolate e insertar hasta la mitad de la bola, con cuidado y mucho amor. Bañar la bola en chocolate, sacudir ligeramente para sacar el exceso y, en seguida, cubrir con los pistachos. Para guardar los cake pops en vertical y evitar choques entre ellos y consecuente desastre, podéis colocarlos en vasos o tarros con sal gorda, que los mantendrá firmes. Reservar en la nevera al menos una hora para que se solidifiquen.

