Hace algunos días, en la frutería me topé con unos fresones del Maresme, perfectamente maduros y que olían de maravilla. Inmediatamente cargué con un par de bandejitas, añadí una lima a mi cesta y ¡para casa a preparar confitura de fresas!
En realidad, no sé si se pueda llamar confitura o, simplemente, crema de fruta, ya que el proceso que seguí no es el clásico y tradicional. Después de leer mucho sobre el tema mermelada, confitura y sobre recetas muy diferentes, me decidí por un método de cocción práctico, que prevé una cocción breve, poca cantidad de azúcar y nada de pectina.

Estoy contenta con este método, porque, además de ahorrar tiempo, permite que la fruta desprenda todo su sabor, sin que el azúcar predomine, que la confitura quede de un color brillante y también evitas hervir los tarritos llenos, sino que basta con esterilizarlos antes de usarlos.
Os estaréis preguntando si es un método seguro: sí, no pasa nada, la confitura se conserva en la nevera durante un mes, al menos. Con las cantidades que usé, se llenan unos 4 tarritos pequeños, ¡así que no hay problema para acabarlos a tiempo! Y seguro que un par lo regalaréis… así que no os daréis cuenta y ya estaréis preparando otra dosis 😉 Y, al ser tan fácil y rápido, hacer confitura puede convertirse en adicción, jajaja.

Recomiendo usar unos frascos pequeñitos, porque, una vez abiertos, entrará menos aire y la confitura no se estropeará tan rápido como podría pasar con tarros grandes.
Para esterilizarlos, suelo llenar una olla con agua fría y sumergir en su interior los frascos, separándolos con trapos, para evitar que se rompan durante el proceso. Los hago hervir 10 minutos, luego añado las tapas (que deben ser nuevas) y dejo al fuego otros 5 minutos más. Después de que el agua se haya enfriado un poco, con la ayuda de unas pinzas, saco los frascos y las tapas y los coloco boca abajo encima de un trapo limpio. Antes de llenarlos, hay que comprobar que estén bien secos. Si no lo estuvieran, podéis acabar de secarlos con la ayuda de una gasa limpia.

En cuanto a la cocción de la confitura, aconsejo usar una cacerola de acero con bordes altos, porque se ha de hervir a fuego fuerte y sin tapa.
La prueba del plato: para saber si la mermelada tiene la consistencia correcta y es el momento de apagar el fuego, colocar un plato en el congelador; cuando esté bien frío, echar una cucharadita de confitura sobre el plato e inclinarlo. Si la confitura se desliza lentamente, quiere decir que está lista. También hay que tener en cuenta que, al día siguiente, estará más densa todavía.
Y, después de los consejos, ¡aquí vienen los ingredientes y el procedimiento!

Ingredients
- 600 g de fresones (500 g limpios)
- 200 g de azúcar blanco
- cáscara rallada de lima
- 25 ml de zumo de lima
Instructions
Lavar los fresones bajo el grifo y limpiarlos: desechar el pedúnculo y las partes feas que encontréis. Cortar las fresas en 2 o 4 partes y ponerlas en una cazuela de acero con bordes altos.
Mezclar con las manos la cáscara de lima con el azúcar, para que éste se impregne bien del aroma cítrico y unirlo a la fruta.
Esterilizar los frascos y las tapas a través del método que más os guste; si leéis más arriba, explico el procedimiento que uso yo.
Hervir a fuego fuerte, sin tapa y removiendo de vez en cuando, durante unos 20 minutos. Hacer la prueba del plato, para comprobar la consistencia de la confitura, apagar el fuego y añadir el zumo de lima.
Opcional: usar un minipimer para triturar un pelín la fruta, pero no os paséis.
Rellenar los frascos esterilizados y bien secos. Inmediatamente, colocar las tapas y dejarlos reposar boca abajo, tapados con un trapo. Cuando estén fríos, o al día siguiente, comprobar que hayan hecho el vacío y guardar en la nevera.
¡Disfrutar! Con pan, en un pastel, en galletas, tartaletas...
