Hace tiempo probé una receta de unos pan brioches con chocolate…ohh, muy ricos, pero últimamente he estado experimentando más recetas de brioches, porque quería obtener algo que fuera menos “pan” y más “brioche“.
He probado la receta de Le Sorelle Simili, que parece ser muy popular en Internet; aquí está para los que quieran.
Resultado: unos brioches super suaves y perfumados, como nubes. El problema fue que, en el momento en que se enfriaron, se acabó el hechizo…y aunque los calentara, la textura no volvió a ser la misma. De todas formas, ¡¡no estaban mal eh!!
Luego experimenté otra receta, muy distinta, sin masa madre y poniendo leche en cambio de agua. Esta receta permite preparar los brioches rápidamente, y dejarlos reposar durante toda la noche, para cocinarlos por la mañana (super cómodo). Aquí tenéis la receta original. También he añadido la cáscara de naranja rallada, que les da un perfuuuumeeee…
Resultado: los brioches han quedado muy esponjosos y más buenos que los anteriores. Además, recién hechos o una vez fríos y recalentados, ¡quedan igual de ricos y perfumados!
Debo decir que, por unanimidad, mis compañeros de trabajo votaron por los brioches hechos con esta última receta…menos trabajo y mejores resultados…así que, ¡me quedo con ella seguro! =)
Mientras tanto…
Ingredientes:
260 g de harina de fuerza
260 g de harina blanca normal
180 g de leche
120 g de mantequilla
2 huevos grandes + 1 huevo para pincelar
100 g de azúcar
cáscara de 1/2 naranja rallada
1 bolsita de vainillina (o una cucharadita de aroma de vainilla)
15 g de levadura fresca
1 cucharadita de sal
Procedimiento:
Por la noche, hacia las 20-21h:
Mezclar la levadura con un poco de leche tibia (cogida de los 180g).
En un bol, unir la harina, la leche, el azúcar, el aroma, la cáscara de 1/2 naranja rallada, los 2 huevos y el compuesto de levadura. Mezclar con los garfios de la batidora o con una espátula, si tenéis paciencia. Añadir la mantequilla y la sal y mezclar.
Volcar la masa sobre la mesa y acabar de amasar: el compuesto será super pegajoso, pero que no cunda el pánico, ¡es normal! Hay que ir añadiendo algo de harina poco a poco, hasta que deje de pegarse a los dedos o a la mesa (he pesado la que añadí la última vez y eran 25 gramos, pero depende de la harina, del tamaño de los huevos, etc.). Dividir en 2 partes.
Estirar cada trozo con el rodillo, dándole forma circular, hasta conseguir un grosor de 1/2 cm aprox.
Con un corta pizza, cortar el circulo por la mitad y cada mitad en 5-6 triángulos iguales.
Coger un triángulo, apoyarlo sobre la mesa y alargarlo delicadamente con los dedos. Enrollar empezando desde la base hasta la punta, que debe quedar debajo del brioche, para que no se levante durante la cocción. Cerrar un poco los extremos para hacer la forma del croissant.
Poner los brioches bien separados en dos bandejas de horno, forradas de papel vegetal (si no tenéis dos bandejas, poner una de las hojas encima de la rejilla). Poner las bandejas en el horno apagado, dejando reposar toda la noche. En la parte baja del mismo, introducir un recipiente con agua, para mantener la humedad.
A la mañana siguiente:
Levantarse, ir a la cocina, sacar las bandejas del horno y encenderlo a 180º C…depende del horno…la receta original dice a 190º-200ºC, ¡pero para el mío es demasiado!
Pincelar delicadamente los brioches con un huevo entero, batido ligeramente y cocer una bandeja a la vez (pasar la hoja de la rejilla a la bandeja) por 12-15 minutos aprox., hasta que estén doraditos.
Gozar del olor a pastelería que invade vuestra casa ¡y comer!
NOTA: una vez fríos (y si no se acaban mágicamente todos en seguida, claro), recomiendo congelar los brioches en bolsitas. Descongelados y calentados unos segundos al micro quedan igual de buenos (¡¡lo he probado!!).