Qué frío hace estos días… pero es la excusa perfecta para encender el horno y trastear en la cocina, jiji.
No tenía leche y, buscando entre mis libros de cocina una receta de galletas sin lactosa, (re)encontré el mini-libro “Les choco-biscuits“, perteneciente al homónimo y monísimo cooking box que tuve la buena suerte de encontrar hace años en una tienda, mientras estaba de vacaciones por Francia.
Está muy bien, en el libro se encuentran varias recetas para diversos tipos de “petit écolier” (con base de petit beurre, sablé, etc.); además, el box lleva el molde para la base de galleta y el de silicona, para las tabletas de chocolate. Si a alguien le pudiera interesar, he visto que se puede encontrar en Amazon y en su propia Web.
En fin, después de hojear el libro y empezar a salivar, me decidí por unos sablés de avellana, combinados con chocolate negro. Vamos con la receta.
Ingredientes (para unas 24 galletas):
– 170 g de harina 00
– 80 g de avellanas tostadas y molidas
– 120 g de mantequilla (sacarla con tiempo para que esté blanda)
– 70 g de azúcar
– 1 huevo
– 250 g de chocolate negro (o, si preferís, con leche)
Procedimiento:
Batir el azúcar con la mantequilla (blanda). Añadir el huevo. Incorporar la harina y las avellanas. Cuando la mezcla empiece a estar más compacta, parar de batir. Formar una bola, envolver en film y guardar en la nevera durante 3 horas.
Mientras esperamos, vamos a hacer las tabletas de chocolate: coger 200 g del mismo, trocearlo y calentarlo a baño maría, hasta que esté derretido. Apagar el fuego y añadir los otros 50 g de chocolate, en trocitos. Remover, hasta que esté derretido también.
Llenar el molde para las tabletas, con la ayuda de una cucharilla. Para sacar el aire y que no se formen muchas burbujitas, apoyar el molde sobre una tabla de madera y, con ésta, golpear la mesa varias veces (veréis las burbujas de aire aparecer en la superficie). Cuando le hayáis dado bastante caña, guardar el molde en la nevera una media hora, hasta que el chocolate se solidifique. Pasada la media hora, desmoldar con cariño y guardar las tabletas en la nevera.
Lavar y secar el molde y repetir la operación (x24 tabletas aprox).
Consejo: mantener el recipiente con el chocolate siempre encima de la olla con el agua calentita, para que no se endurezca. Guardar allí mismo el chocolate sobrante para más tarde.
Espolvorear harina sobre la mesa y estirar la mitad de la masa, hasta un grosor de 3 mm. Reservar el resto en la nevera (para la segunda horneada). Cortar las galletas y disponerlas en la bandeja del horno forrada de papel vegetal.
Hornear las galletas a 170º durante 12 minutos, o hasta que estén doradas (a mi horno le cuesta unos minutos más). Dejar enfriar completamente, encima de una rejilla.
Ahora hay que montar las piezas: utilizar el chocolate sobrante para poner un poquito en la base de galleta y pegar encima la tableta de chocolate. Dejar secar en un lugar fresco.

Se pueden conservar muy bien en un tarro con cierre hermético, pero seguro que se vaciará rápido 😉
¡Un abrazo!
