La Provenza es uno de los lugares más bonitos que he tenido la suerte de conocer… y, entre porticones azules, casas de piedra, baños en el río, gente majísima, flores y plantas decorando las callejuelas, cerámica pa perderse y la comida… volvería cada verano, si pudiera :))
En cuanto a comida, siempre recordaré una tapenade que comí en Salernes… probé muchas pero, ¡¡como esa, ninguna!!
La tapenade es similar a la olivada. Puede hacerse con aceitunas verdes, negras, o con una mezcla de los dos tipos. Personalmente, la prefiero de aceitunas verdes, porque la encuentro más delicada y debo decir que siempre que la hago para alguna cena, el tarrito acaba limpio limpio 🙂
En fin… ahí va mi intento de réplica de la tapenade de Salernes.
Ingredientes:
200 g de aceitunas sin hueso (normalmente uso las verdes, porque me gustan más, pero se puede hacer con una mezcla de verdes y negras)
2-3 anchoas
1 cuchara de alcaparras en sal pasadas por el grifo, para quitar las escamas de sal (evitar como la peste las alcaparras en vinagre)
60 g de aceite evo
1 buena pizca de hierbas provenzales
1 diente de ajo pequeño sin alma
25 g de almendras molidas
Preparación:
Sólo hay que triturar todos los ingredientes, hasta que las aceitunas queden en trocitos pequeños.
Guardar la tapenade en un tarro, cubriendo la superficie con un hilo de aceite, para que no se oxide.
Bon appétit :*